Cuando comencé la práctica profesional, sentía mucho temor por lo que iba a significar estar frente a un grupo de niños que me considerarían un modelo a seguir o simplemente alguien que estaba al mando y que siempre está en lo correcto. Normalmente vemos a los docentes de esa manera. Personas que lo saben todo, personas a quienes debemos respeto. Yo no me sentía para nada así. Mi mayor temor y mi mayor fuente de duda ha sido siempre que no me considero una persona de admirar o una persona ejemplar que los niños puedan sentir orgullo de llamar su maestra o simplemente alguien que pueda marcarlos, positivamente, de alguna manera. Sencillamente, la manera en que me veo a mi misma no me favorece en nada para tener fe y seguridad en la persona que soy y en lo que puedo proyectar o dar.

El punto de esto es que, cuando comencé a escuchar las palabras de la profesora Nelia sobre el silencio, sobre los sistemas familiares, sobre lo que significa de verdad ser un educador; y la manera en que se expresaba y la seguridad y amor con la que se dirigía a cada uno de nosotros, supe que estaba en el lugar correcto. El Secreto, el guerrero pacífico, taare zameen par, detrás de la pizarra, todas esas proyecciones tienen algo en común, muestran personas que se sienten bien consigo mismas, con lo que son, que aman lo que tienen y agradecen no solo por lo que tienen sino también por lo que no tienen. Luego vi un contraste muy diferente dentro de la escuela. Vi personas que se veían a gusto dentro de la institución, pero también vi personas que, a mi parecer, no lo estaban, y tal cual como la profesora Nelia nos dijo “tu energía se refleja en el aula”. Así fue. Lo vi reflejado.

Hay distintas formas de aprender. Muchas veces creemos que las experiencias solo nos muestran lo que debemos hacer, de cómo debemos ser, pero también está la parte que te muestra lo contrario. Te muestra situaciones y personas, formas de ser, formas de comportarse que sabes que las estas presenciando y viviendo porque las necesitas ver para no repetirlas. Lo respetas pero aprendes de ellas.

Yo creo que la mayor enseñanza que me ha dejado la práctica profesional ha sido el aprender a estar bien conmigo misma. Los niños son amor. Los niños no juzgan, no señalan. Ellos solo dan lo que reciben, por eso mi compromiso con ellos, con los que compartieron conmigo durante estos meses y con los que vendrán en el futuro, es aprender a valorar quien soy como persona y enriquecer mi autoestima y mi manera de ser. Aprender a sentirme bien con mis cualidades y mis defectos y aprender a conocerme y quererme para poder brindarles a ellos lo mejor. Porque eso es lo que quiero como docente que aprendan mis estudiantes. Las cátedras son importantes, leer y escribir, las matemáticas son importantes, pero también es importante el sentirse bien, conocer lo valioso que eres como ser humano. Como leí en un libro, no solo se trata de conocer el mundo exterior sino también el mundo interior, lo que somos. Espíritu. Corazón.

En mis reflexiones decidí enfocarme más en esta parte porque fue la más significativa para mí pero además de eso también me marcó mucho todo relacionado con la pedagogía sistémica y me parece muy importante y muy complejo. La familia cumple un papel muy importante en la educación y en la vida de una persona. Lo que somos muchas veces depende de lo que sucede dentro de la familia, de nuestro sistema. Personalmente yo he tenido muchos conflictos internos al reflexionar sobre ello por distintas razones, surgieron muchas dudas e inquietudes que me gustaría y que tengo como compromiso aclarar. Pero fue una experiencia muy agradable y de la cual me siento demasiado agradecida por haber vivido. Y no me queda más que seguir aprendiendo y aceptar a cada estudiante que se presente frente a mi junto a su sistema familiar y todo lo que eso conlleva.

Aunque sé que aún me falta mucho por mejorar y aprender, terminé sintiéndome bien conmigo misma y con mi experiencia, me sentí feliz y me sentí orgullosa, un poco triste porque de verdad voy a extrañar a esos niños que me abrieron las puertas de su salón de clase con alegría y que no se cansaron de abrazarme y de darme cariño, por lo cual me siento inmensamente agradecida; con ellos y con mi docente de aula quién me dejó enseñanzas que no pensé encontrar. La misma energía. Actitud similar. Me sirvió de mucho para reflexionar y mejorar como persona y como docente.

No me queda entonces más que agradecer a mis compañeras de clase, a la maestra Rosil, a los niños de 3er grado A y a la profesora Nelia por todas las enseñanzas, los consejos y el apoyo que me brindaron durante este tiempo que tuve el placer de disfrutar con ellos. Y por supuesto a Dios padre y a mi familia porque siempre están allí cuando es necesario.

Para terminar me gustaría compartir las palabras de la madre Teresa, las cuales probablemente muchos conozcan, pero esta es la manera que estoy aprendiendo a vivir y aunque cada quién es libre de elegir, esta es la manera que me gustaría que mis estudiantes aprendieran también a vivir.

Hazlo de todos modos

Las personas son a menudo irrazonables, ilógicas y egocéntricas...
Perdónalas de todos modos.
Si eres bondadoso, las personas pueden acusarte de tener segundas intenciones...
Sé bondadoso de todos modos.
Si eres honesto, las personas pueden engañarte;
Sé honesto de todos modos.
Si eres exitoso, ganarás algunos falsos amigos y otros verdaderos enemigos;
Triunfa de todos modos.
Si encuentras serenidad y felicidad, puedes a despertar celos y envidias;
Sé feliz de todos modos.
El bien que haces hoy, puede ser olvidado mañana...
Haz el bien de todos modos.
Lo que demoraste años en construir, puede alguien destrozarlo en una noche;
Construye de todos modos.
Dale al mundo lo mejor de ti, aunque puede no ser nunca suficiente...
De todos modos, da al mundo lo mejor de ti.
Porque de todos modos te darás cuenta que al final siempre fue entre Dios y túnunca entre ellos y tú.


 - Madre Teresa de Calcuta.




¡Gracias!

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